La invención de un calendario fue otra realización importante de los egipcios. Lo fijaron teniendo en cuenta la crecida del Nilo: esta era tan regular que al aparecer al amanecer la estrella Sotis en el horizonte oriental comenzaba la inundación. Así calcularon la cantidad de días transcurridos entre las dos cresidas del Nilo y obtuvieron un año de 365 días, que dividieron en tres estaciones de cuatro meses cada una. El año se completaba con cinco días de fiestas religiosas.
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